El segundo testimonio es un extracto de la entrevista del médico palestino Hammam Alloh del 31 de octubre con Democracy Now. Dos semanas después de la entrevista, un ataque aéreo israelí lo mató en la casa de la familia de su esposa en Gaza. Alloh se encuentra entre los más de 23.000 palestinos asesinados por la campaña militar israelí en la Franja, una campaña que expertos, académicos y organizaciones de la sociedad civil han considerado “genocida”, ya que ha destruido sistemáticamente todas las facetas de la vida palestina en el enclave asediado. Pero, curiosamente, muchos en Occidente parecen ignorar con facilidad atrocidades masivas como estas. Y los líderes occidentales se han vuelto hábiles para evadir llamarlos como son: crímenes contra la humanidad. ¿Por qué? En parte, esto se debe a que la conciencia colectiva occidental ha sido socializada durante mucho tiempo con el supuesto de que no Occidente es naturalmente un lugar de malestar, privaciones, violencia y, en definitiva, de atraso ineludible. Este pensamiento proliferó en los primeros escritos de los “padres fundadores” de diversas disciplinas como un hecho científico. Detener un genocidio requiere una acción internacional moral y éticamente fundamentada, donde la prioridad no sea engrandecerse a uno mismo sino poner fin de inmediato a los crímenes contra la humanidad. Sin embargo, mientras el genocidio más televisado de la historia continúa sin cesar en Gaza, parece que en el actual sistema internacional no existe un compromiso moral incorporado para salvar las vidas y la humanidad de personas que no “se parecen a nosotros”. Esperemos, sin embargo, que el caso de genocidio liderado por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia demuestre que estoy equivocado.
Sea el primero en responder a esta url .