Israel se propuso destruir a Hamás y liberar a los rehenes, pero le preocupa que no pueda hacer ambas cosas

La sociedad israelí está dividida sobre cómo dar prioridad a los dos principales objetivos bélicos del país: destruir a Hamás y liberar a 130 rehenes, incluidos más de 30 rehenes muertos, secuestrados hace casi seis meses. Si bien Israel busca la unidad en tiempos de guerra, muchos ven los objetivos como actualmente irreconciliables, ya que la mayoría de los rehenes, escondidos en lo profundo de túneles, no pueden ser liberados por la fuerza y Hamas exige que Israel permita que el grupo militante sobreviva para poder liberarlos. "Los dos objetivos chocan entre sí y ambos no pueden suceder", dijo Mitchell Barak, analista político de Keevoon Global Research, con sede en Jerusalén. "No hay ningún lado que esté contento aquí". Las divisiones se han intensificado a medida que Israel negocia con Hamás, a través de Estados Unidos, Egipto y Qatar, un alto el fuego que podría durar seis semanas y permitir la liberación de 40 rehenes israelíes. Estos rehenes serían mujeres, incluidas mujeres soldados, niños, ancianos y enfermos. Hamás exige que Israel libere a miles de prisioneros palestinos, algunos de los cuales son considerados terroristas mortales en Israel. Hamás también quiere que Israel acepte concesiones que podrían preservar el control del grupo sobre Gaza incluso después de que el grupo terrorista designado por Estados Unidos planeara y ejecutara el peor ataque en…   la historia de Israel. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha dicho que decidir entre liberar a los rehenes y derrotar a Hamás no es una elección binaria sino parte del mismo objetivo: ganar la guerra. Pero enhebrar la balanza entre ambos bandos es a la vez una cuestión de supervivencia política y una tarea casi imposible, dicen los analistas. De un lado están los israelíes de centro y de izquierda y la mayoría de las familias de los rehenes, que se han convertido en una fuerza política desde que comenzó la guerra y están dispuestos a pagar un alto precio por su libertad. Sostienen que el Estado tiene un deber moral fundamental para con los rehenes que, de incumplirse, socavaría la sensación de seguridad de los ciudadanos en el futuro previsible. También argumentan que se puede luchar contra Hamás en el futuro, pero que los rehenes pueden morir en el presente. Pero el ala derecha de Israel –la base política de Netanyahu– se opone en gran medida por motivos morales a cualquier acuerdo que permita a Hamas sobrevivir y liberar a miles de prisioneros implicados en ataques terroristas, porque pondría en peligro la seguridad nacional de Israel y las vidas de ciudadanos y soldados en el futuro. Dicen que los rehenes deberían ser liberados obligando a Hamas a liberarlos mediante presión militar. Si el equipo negociador de Israel logra un acuerdo que se considera que da la victoria táctica a Hamás, los socios de coalición de extrema derecha de Netanyahu amenazan con abandonar el gobierno. Si no logra llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes, sus socios centristas en el gobierno de emergencia podrían irse, generando una ola de protestas exigiendo elecciones. Netanyahu quiere un acuerdo, según funcionarios israelíes cercanos a él, pero su desafío es lograr un pacto que mantenga unido a su actual gobierno y no aliene a su base política antes de las probables elecciones a finales de este año.